La llevo siempre. Todo el día, todos los días, al despertar y al dormir. Ahí está, en mi muñeca. A veces la olvido, a veces la siento, a veces la miro por horas y a veces me da asco verla. Roza mi piel, se acomoda, me acompaña, se enreda, me pica. No pesa, no estorba y no se cae. Pero está. Siempre está. La llevo cuando me lavo las manos, cuando duermo, cuando escribo, cuando pinto y cuando camino, cuando hablo, cuando pienso, cuando me distraigo, cuando quiero vivir y cuando deseo morir. ¿Cuándo empezó a ser parte de mí?
Hay cientos de estas manillas, particularmente en el culto que son los retiros espirituales. No importa. Esta es mía, esta y las 38 más que robé en caso de que una se dañe o se rompa. Nunca ha pasado. Llevo con esta manilla más de cinco años. Cinco años en los que ha resistido el agua, la pintura, los químicos, el fuego, las lágrimas, las risas, el humo, el aire, el sol, el paso del tiempo y el roce de mi propia piel. Cinco años en los que ha sido testigo de mis dudas, de mis cambios, de mis certezas, de mis contradicciones, de mis gritos y de mis susurros.
Tejida con hilo negro, con detalles verdes, rojos y letras amarillas. En un extremo, el logo de los jesuitas; en el otro, la flor de lis. Dibujos tribales y diez manos con corazones rojos en las palmas. Cada nudo en su tejido es una historia, un recuerdo, una promesa. Cada color parece tener un significado que aún intento descifrar. Se ha dañado un poco, pero sigue firme. Se ha ensuciado, pero sigue siendo mía.
Y la frase. Esa frase. La frase que mueve el piso, que me mueve y que me detiene. La frase que todos los días me pregunto si interpreto correctamente o si simplemente estoy destruyendo todo en lo que creo: “En todo amar y servir”
A veces la leo como un mandato. A veces como una condena. A veces como una esperanza, después de todo la obtuve en Esperanza ¿Lo estoy haciendo bien? Me lo pregunto mientras la veo, mientras la toco, mientras la odio y la amo en igual medida. Me pregunto cuando me alejo de aquellas palabras y cuando vuelvo a encontrar significado en ellas. Me pregunto el porqué. Porque después de tantos años, sigue ahí. Firme, implacable, indestructible, inquebrantable, irrompible, inmutable, invulnerable e inmortal.