Ida Vitale despierta el infierno a veces,
rara vez el paraíso,
a veces en el hábito tiene un circulo
y a veces en él, florece a ciegas.
Rara vez su luz cambia,
la lluvia y el fuego desencadenados,
su mundo sordo de grave tierra y sucesiones yo piso.
Segura aunque se esconda entre sueños
en su eterno laberinto alguien podrá quizás entreabrir puertas de el limbo donde aguardo sólo.
Me quedé y hay cierto inconstante iluminado
o acaso mí/la luz.
Solo exalto su paciencia,
solo espero promesas,
solo estoy.
Suficiente asombro es que este mundo renaciera,
acepto ver más allá,
su “Mío”.