“Es extraña la relación que uno mantiene con determinadas partes de su cuerpo”

Uyyyy noooo que pobreza de dedos largos pero flacos y a veces gruesos como morcillas que Luciana ve transparentes y livianos cruzando las caras, los papeles, los blunts, las monedas, los tres billetes azules claritos de dos mil pesitos pero con eso me alcanza y me piloteo porque no puedo seguir siendo así ¿Ah? ¿Así como? Así pajero laaargo de manos pesadas subiendo y bajando por mi autopista aguda de un solo camino desde y hacia el orgasmo y desde y hacia la muerte pornográfica con esa lista que primero sale en pornhub y su loguito naranja y oscuro que me gusta más porque no cansa los ojos y esos manes que hacen esta página porno saben que uno ve esta mierda cuando está solo en su cuarto y quiere ver que le ofrece el capitalismo delicioso de cuerpos de gelatina en pantallitas de cristal más y más y más y más y más chiquitos y cuerpos más y más y ay ya me mamé de decir más grandes pero todos sabemos que el chiste del porno es lo excesivo y salvaje de Maserati o Ivy Lebelle o Asa Akira Anastasia Lux Savannah Bond La Sirena 69 las gemelas ortega Canela Skin que tiene un mural al frente de la universidad pero nadie sabe o no dice porque nooooo como así que ves pornooooooo como asíiiii sucio sucio sucio cerdito de pene diminuto autodestruyéndote pero es que papi es delicioso matarse con lo que sea que haya para matarse y todos estamos haciendo un curso para incinerarnos y yo quiero quemarme en bronceado ascendente, rostizado, como un pollo viendo como todos pasan frente al mural de canela skin pero nadie es capaz de decir que es una actriz porno porque en el porno esta la palabra no que es la verdadera identidad de la pornografía, decir que no, que no te gusta, que no te interesa, que está muy mal y no puedes tolerar a los que ven ese cancer visual de volúmenes extraños y globos y triángulos y muertes en las paredes y los techos de todos esos cuartos donde graban los videos de la productoras más ricas, cuartos que casi siempre son en algún condado incógnito de California (muchas veces en San Diego) cuartos donde han desollado y descuartizado a tantos cigarrillos, botellas de ron, bolsas vacías de cocaína y catálogos de muebles que nadie compró ni por lastima ni por vergüenza ni porque no quieran gastar su plata en otra cosa quizá un poquito más interesante que un sillón usado de catálogo que ese SIIII tiene más semen sobre sí mismos que las benditas habitaciones del porno que ya no voy a llamar porno sino video registro artístico de cuerpos salvajes o VRACS por sus iniciales y que estaba diciendo? Ah, siiii, que entonces esos sillones son lo realmente triste y patético de esas habitaciones minúsculas para respirar y ahogarse al mismo tiempo. Que suave y rico poner un punto final porque respiro y puedo llegar navegando a otras orillas de mi charco de sangre en el papel higiénico. Ahí puse otro punto final y creo que me gusta porque todo suena más trascendental, como títulos de películas. Ahí. Otro. Y otro. Uyyy. Ya me quedó gustando. Y fíjate querido público imaginario que los sofás a veces son mejores que las camas porque en el sofá uno se hecha parchadito a ver The office como a eso de las dos de la mañana porque el resto del día estuviste pensando en qué escribir y cómo escribir y qué esfero usar entre todo el innumerable catálogo de esferos medio dañados que hay en mi casa empezando por el del Radisson de Medellín, el bic mordido y sin tapa porque la tapa la usé para fumar marihuana en el baño al principio de la cuarentena, el blanco con un doctor de plástico que le robaste al veterinario de tu gato, el bolígrafo Lamy que tu papá compró hace 5 años para aparentar ser un ejecutivo serio, el esferito morado de la aseguradora del carro, el micropunta faber Castell que a veces funciona y a veces no y que tienes desde que estabas en el colegio y hacías básicamente lo mismo que ahora pero no veías the office y soñabas con graduarte del colegio y dejar de ver la clase de química con la profesora creída que se acostaba con el rector y te decía “Garcíaaaaaaaaaa, hágame este procesooooooo” pero Dios mío, ¿por qué nunca pude con la molaridad, la normalidad y la vale mondalidad de la química en el colegio que tan poco me importaba? Porque sí papi y la química empezó a tener el peso de una pluma de avestruz el día en que me comí un brownie lleno de marihuana el sádico día de los santos patronos y veías a Don Bosco y a María Auxiliadora con sus caras flotantes sobre los tableros de todos y cada uno de los salones del colegio vigilándote con sus caras de corderos destructores pero no con San Francisco de Sales que tenía más bien cara de depredador sexual con su aureola derretida en la calva, hmmmmm, drogarse en el colegio está en la biblia y colinda esa orden con otros grandes versículos como nunca darle el número real a un vendedor de claro, acostarse en el acordeón del Transmilenio y siempre preferir el chocoramo al chocoso. Pienso ahora en que debería dedicarme profesionalmente a hacer listas de cosas para el que sea que las necesite, creo que mi formación como literato solo me ha servido para numerar cositas que veo o creo ver y acomodarlas en una jerarquía descendente de espiral de fuego. Ufff. Otro punto, ya respiré, Entonces que? Sisas, entonces lo que digo es que tengo que hacerle la lista del mercado a las señoras viejitas de mi edificio. Les recetaré Xanax y risperidona y quetiapina y fentanilo. Muuucho fentanilo para que crean que están flotando sobre la avenida Boyacá y no son unas cansonas desocupadas en la portería que cuando salgo me critican porque no les dije gracias a ellas pero sí al celador. No entiendo. Que pendejas. ¿Por qué tendría que darles las gracias a ellas si no han hecho absolutamente nada por mí ni por ellas ni por nadie y el único momento divertido de ellas como personas es cuando rifan cajitas de aguardiente en la fiesta que hacen en mi conjunto el día de las velitas y traen carne asada del asadero “El motorista”, la mejor carnita asada de la 68 hacia el occidente así el tipo del asadero es un viejo pervertido que le dice a mi hermana que tiene cuerpo de reina y mi hermana encolerizada ya iba a sacarle los ojos y los testículos para cambiárselos de lugar y que el tipo viera por el pene y se rascara las cejas pero aquí tengo que hacer un paréntesis no real porque no estoy dibujando la rayita doblada del paréntesis pero sí un paréntesis conceptual porque mi ilustre audiencia imaginaria de tarritos huecos a lo mejor no saben qué es la 68 ni un asadero de carne y debo decirles que la avenida 68 es una avenida fea, fea, re fea pero a veces bonita que pasa por la ciudad de norte a sur como una arteria café de la ciudad fantasmagórica, en la avenida 68 venden carnita asada en el motorista y pues, la carne asada es un plato de carne de res o ternera o cerdo acompañada con papas saladas, yucas y un tarrito plástico de guacamole para ponerle a la carnita y comértela y decir que muy buena aunque la verdad es que toda esa carne sabe siempre igual y no sé por qué pero casi siempre los asaderos están lleeeeeeenos de tipos cuarentones que se reúnen en el asadero con sus amigos a hablar de… Wow, no sé de que hablarán, pero sus esposas están al lado sin siquiera tomar cerveza sino manzana Postobón y las más atrevidas kola y pola tratando de hacer conversación con las otras esposas pero ellas la tiene más fácil porque su tema en común es que tanto odian a los tipos, los asaderos de carne, la avenida 68, los esferos, los sofás, the office, los listados, los literatos, la lluvia y el viento, la pornografía, los dedos como morcilla, el flujo de consciencia, la marihuana, los partidos de fútbol comentados por Carlos Antonio Velez o Dios Antonio, como quieran llamarlo, las mazorcas fritas afuera del coliseo el salitre, el vive 100 rojo y todo, todo y todo y todas y todas y todas y cada una de las cosas que quisieron decir pero no pudieron porque no alcanzaron y ahora salen del asadero y se abalanzan sobre un camión y son atropelladas al ritmo meloso y letal de Jessi Uribe. Todo lo que escribí fue el sueño de las señoras. Punto. Punto. Gravedad de título de película. No de libro. De película porno, lesbiana y experimental. Las mujeres del motorista. Protagonizada por Angela White. La actriz porno que no mencioné. Punto final. La carne me hace eruptar.