Juguemos con las sombras porque vienen noches sin luna.
Juguemos a conocernos. A desconocernos.
Juguemos a ser un juego.
Juguemos a deconstruir.
Juguemos entre recuerdos. A ser cuerdos. Juguemos con cuerdas. (Chicle chicle americano, me entro, me abro, me cierro y me salgo…) juguemos a volver mientras estamos. Juguemos con las cuerdas a ser y no ser, por medio de palabras que pierden sentido al repetirse. Re-cordemos, a-cordemos, ni tu ni yo somos más que recuerdo.
Salgamos. Acompáñame a caminar por el tiempo y dejar cartas botadas en el camino como si fuesen migajas de pan. Pintemos a colores cada memoria amarrada, aprendamos a crear columpios entre la temporalidad.
Juguemos a ser ricos para regalar simbolos y señales, para dejar pedazos de alma en todas partes y que nunca falten. Juguemos a las sombras que siempre nos conocen, nos consuelan y aún así, nunca nos entenderán.
Juguemos a que no hemos jugado. A que no me conoces ni te comprendo, a que el tiempo no existe y a que con este sabemos hilar. Juguemos a que soy un guía, donde te llevo si se puede caminar.
Juguemos porque vienen noches sin luna.
Juguemos porque no sabemos cómo serán.