La llamada

Juliana López está aburrida. No recuerda que hubiera nada antes del aburrimiento. La universidad es aburrida. Los hombres son aburridos. Las mujeres son aburridas. La vida es aburrida, en especial cuando recuerda que ya casi va a cumplir 30 años.

Cuando cumpla 30 años dejará de ser apta. Dejará de ser apta para el juego que se ha preparado desde que tiene memoria. Su familia ha esperado por la llamada generaciones, han entrenado a sus jóvenes desde que dicen su primera palabra hasta que dejan de ser aptos. Las reglas son claras: para participar deben ofrecer a su mejor guerrero entre los 20 y 30 años para un juego a muerte que decidirá qué planeta sobrevivirá. Juliana se ha preparado en todo, es experta en cada forma de combate, cada táctica de guerra, cada cosa que te imagines, ella lo puede hacer. Si Juliana quisiera, podría matar al papa y nadie sabría.

Juliana ha deseado ser la elegida desde que supo del juego. Y ha sido la guerrera seleccionada desde que su hermano mayor, Tulip, perdió un ojo en un entrenamiento. Hace 8 años lleva pidiendo que la llamada llegue. Lo único que podría traer un poco de diversión a su vida, y está a tan solo 10 días de dejar de ser apta.

Juliana mira por la ventana con asco, mira a todas esas parejas de la mano caminando por el parque. Ella sabe que cuando el momento llegue, todos van a morir, a menos que gane. Deberá ganar por toda la humanidad, derrotar incontables alienígenas para que su planeta sobreviva.

Una sonrisa se forma en la cara de Juliana mientras ríe desenfrenadamente. Ríe, ríe y ríe mientras agarra un cuchillo de 10 mil años de antigüedad que se encuentra en su mesa de noche. La risa para abruptamente, su sonrisa desaparece lentamente. Recuerda que sus probabilidades de que le toque jugar son muy bajas; su familia lleva esperando la llamada desde el mismo tiempo que el cuchillo fue forjado.

Juliana mira al cielo por alguna señal, sus dedos tiemblan. Juliana espera… pero nada, solo silencio. La ira la invade y grita. Se clava el cuchillo en su muslo izquierdo, está estresada. Quiere ser la elegida, quiere poder divertirse. Su sangre baja lentamente por su muslo mientras ella mira con atención cómo sale cada gota.

Juliana se quita el cuchillo de la pierna y vuelve a mirar por la ventana. Piensa en cómo sería la manera más rápida de matar a cada una de las parejas sin que nadie se diera cuenta. Claro, solo como un ejercicio mental. Se imagina los gritos cuando alguien encuentre los cadáveres, y eso la calma un poco.

Un perro llama la atención de Juliana, está ladrando y corriendo por todo el parque. De repente, un meteorito cae a toda velocidad en el parque, generando una explosión que deja Juliana inconsciente.

Juliana, al levantarse, ve cómo todo el parque quedó destrozado. Se acerca a este con una sonrisa en su rostro. Ve cuerpos por todo lado y ella lo sabe: este es el momento. El momento para el cual se ha preparado toda su vida. El juego ha empezado, ¿pero qué debe hacer?

 

                                                                   David Santiago Martinez Rojas