Para Leo o Paula.

De algún u otro modo acá aparecerán puntos amarillos. Sueño y lo veo así, tan corto y compacto, todo junto en un fluir que puede ir y volver, pero que cuando vuelve no se devuelve pues cambia sin ser aun algo nuevo. Un brazo va y otro viene. Lo amargo se hizo acido. Yo aparezco para desaparecer. Paula, tu que me quieres no desaparezcas en la nieve, ni entre venados o libres, o cualquier otro animalito de cuento, quédate aquí, anuqué no estés. Vivo la mañana de tu noche y tu lees mi futuro en tu pasado. Tomo el papel que me diste y lo intento doblar con los pliegues que aún quedan, ya no puedo, se vuelven cicatrices de la forma que fueron. La servilleta arrugada en aquel restaurante fue un intento fallido que se perdió en la mudanza. Me molesta el trazo duro, ese que torpe, no fluye y solo busca ser una topografía irremediable en el papel. Deslizar el pincel y ver como aparece el negro que cada vez se hace menos intenso, la tinta que se seca casi de inmediato. Pérez tiene el don, él coge un lápiz y crea mundo, entre intensidades lo moldea, pero ahí está, nuevo para que sientas el espacio. Camila, hace personas, ella con sus ojos achinados, hermosos, observa y luego de unas cuantas curvas y sombras las aparece, aún más reales de lo que eran, de lo que son.

 

Maria.

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