Sin la M de María ni la I de Isabel

Sé que yo gozo de leer cuando en un sofá, con un té o café, dejo pasar el sorber ese té o café y ese té o café se congela esperando que la boca toque el vaso.

Sé que yo gozo de leer cuando se estruja el corazón en el pecho pues parece que soy parte del personaje o el personaje parece ser parte del yo.

Sé que yo gozo de leer cuando pasando las hojas de una novela, notó arder en los ojos, recuerdo que hay párpados y parpadeo un par de veces.

Sé que yo gozo de leer cuando el todo alrededor del yo desaparece y yo aparezco en el todo del cuento.

Sé que yo gozo de leer cuando un relato es tan lúgubre que logra sacar agua salada de los ojos que lo leen.

Sé que yo gozo de leer cuando pasan horas en el reloj, se esconde la luna, sale el sol y yo no puedo dejar la obra, no cerrarla, no guardarla, hasta contentar el ser.

Sé que yo gozo de leer porque, aunque no parezca, yo lo hago.

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