Síndrome del “artista”

Entrada 1: Existencialismo del hueco y el borde.

Alguna vez escuche que “a los artistas les gusta estar en el borde, en el borde entre el caos y el orden”. Me pregunté muchas veces si ese borde es el lugar de donde sale la creatividad, la esencia del “artista”. Me pregunté cómo y por qué el “artista” tiene que llegar a ese borde. ¿Hay reglas para ese orden y ese caos? Cada vez que me relaciono con “artistas” pienso en sus pasados, esas historias, experiencias, sensaciones, y personas, que hacen al “artista” lo que es. Si les preguntara cuál es su recuerdo más preciado ¿Qué me contarían? Y si les preguntara cuál es el que olvidaron ¿se acordarían?

Cuando voy por la calle y me imagino la vida de los demás tomo en cuenta ciertos datos para poder especular. A veces es su ropa ¿llevan chaqueta? ¿van en tenis o zapatos de vestir? ¿llevan maleta, o bolso, o nada? A veces es su rostro, esos gestos que demuestran casi literalmente lo que sienten: tristeza, rabia, felicidad o cansancio. Estos datos los analizo y hago una visualización de ellos en mi mente. Creo historias de vidas ficticias, tanto de agentes secretos que intentan capturar a un mafioso, como de una mujer ama de casa que mantiene a sus 3 hijos y tiene 3 trabajos.

Lo más importante en este análisis de datos es el pasado, el precedente, el antes de. En verdad lo que estoy construyendo no son historias, son retratos de vidas. Debes estar pensando: “tú no sabes nada de ellos, no conoces nada de su infancia, ni de sus aspiraciones en la vida”, y tienes toda la razón. No conozco nada y estoy asumiendo según su apariencia, pero ¿no es eso lo que hacemos todos todos los días con todos los que conocemos? Estoy completamente segura de que tú crees conocer a tus padres, a tus amigos, a tus familiares, a tu pareja, pero déjame decirte que no es así. En la vida nunca vas a conocer realmente al otro, de hecho, solo conoces una máscara, una faceta de la persona. No, no te estoy diciendo que estas rodeada de personas hipócritas doble-cara. Te estoy diciendo que nuestras personalidades se crean a partir de fragmentos que vamos recogiendo de nuestras experiencias. Vemos en el otro multiplicaciones de fragmentos nuestros y de muchos más.

Según Sigmun Freud estos fragmentos que nos componen personalmente, provienen en su mayoría de la infancia ¿lo sabías? ¿Sabias que todo lo qué haces de niño y todo lo que escuchas, ves, dibujas de niño determina, de una u otra forma, todo lo que eres hoy? Pues yo no lo sabía y sigo sin saberlo. La verdad es que no recuerdo mi infancia, o bueno no recuerdo nada antes de los 10 años.

El humano promedio no tiene recuerdos de sus primeros 4 años. A este fenómeno se le llama “amnesia infantil”, lo cuál es completamente normal pues los niños a esta edad tienen la capacidad cognitiva de formar recuerdos, más no de almacenarlos. Pero en mi caso lo que yo padezco es de “amnesia disociativa”, o al menos es lo que me he auto diagnosticado.

Por si te lo preguntabas, esto es un tipo de “recuerdo reprimido” del plano patológico. Este término se refiere al extraño fenómeno psicológico en el que los recuerdos de eventos traumáticos pueden almacenarse en la mente inconsciente y bloquearse del recuerdo consciente normal.

Es decir que todos mis fragmentos, todo lo que se supone conforma mi “yo” viene de… ¿ningún lado? O ¿todos lados?

¿Quién soy si no recuerdo quién fui?

Este es mi hueco de conejo. El hueco por donde todos los “artistas” caen, sus obsesiones, casi que todas sus obras provienen de este hueco. A veces no hay una recompensa real por la que decidimos caer en el hueco, pero es tan seductor que realmente no importa. El problema es que de 10 “artistas” que caen en el hueco 9 tienen miedo de crear algo a partir del hueco, de hacer el hueco tridimensional, de traer el hueco a la realidad. La verdadera pregunta es ¿quieres hablar sobre el hueco de conejo o quieres mostrar el hueco de conejo?

Siempre dicen “Haz ese algo, no solo hables de ese algo”, pero yo me pregunto ¿por qué hablar de ese algo no es considerado como hacer algo sobre ese algo?

Creo que a lo que se refieren usualmente no es a que no lo debes hablar, sino que no solo debes hablarlo, también debes traerlo al mundo. Así no solo vives en tu hueco de conejo, sino que llevas a los demás a que lo vean con sus propios ojos.
Entonces ese borde entre el caos y el orden en el que yo estoy es el borde entre el recuerdo y el olvido. Mi hueco de conejo es mi construcción de retratos desde el olvido de mi retrato.

¿Cuál es tú borde? ¿Cuál es tú hueco de conejo?

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