Pensé en Camilla, pensé que ella se reiría. Una vez estába en un jardín sin piscina, ya quemada la piel, y exhaustiva. Fumaba mucha marihuana, también había una manguera. También había calidez inclemente y Camilla me pide que me voltee para poder masturbarse. Camilla es mi prima italiana. Fui a verla hace meses, estuve en su casa. Camilla es salvaje y ausente. Pareciera muy lucida. Camilla me asusta. En ese viaje hablaba de amar sin parar, en ese viaje Camilla era una chispa. Se sentían fuera de lugar, ella estaba fuera de lugar María Sofía también estaba afuera, caminaba en la esquina de la calle, había marihuana. Había padres también, padres de la iglesia, era muy difícil caminar. Se me fue la idea del lugar, desaparecí. Pensé en lugares, pensé en mi mamá. Quería a mi mamá, ya recordé las imágenes. Están ahí. Camilla se esfuma un tris. La recordé, pensaba en el bus y en el tren. Había múltiples trenes y múltiples maneras de vestir. Había faldas y bufandas. Camilla usaba chanclas y unas gafas fucsias. Le gustaban más que nada las chanclas agarra patas. Para después de las diez me daba de sus pastillas mágicas para descansar, descansaba, su cama era plana, muy fría me daban ganas de escupir mientras descansaba. Será por fumar así. Camilla se veía flexible en ella misma. La lámpara en la mesa de la cama nunca estaba bien regulada, siempre era pequeña la luz. Para leer necesitaba lentitud. A Nietzsche nunca lo vi estando en esa cama sin luz. Nunca entré. La vi desde afuera a Camilla, su casa era densísima.
María Sofia Vergara