Francisco tenía ese don. Sabía más de ti de lo que tú sabes. Esa capacidad de leer a las personas es asombrosa. Es una manera en la que logras conectar. Conocer a nuevas personas es difícil y puede ser raro.
¿Cómo terminas hablando con una personas que acabas de conocer?
Ese primer paso en el que decides hablarle a una personas desconocida es aterrador. Te acercas. Piensas en lo que le vas a decir. Lo dices. Solo esperas que la conversación no sea incómoda. Pueden terminar hablando horas o puede ser que solo sea un breve intercambio de palabras. Ese trueque de información me intimida. No sé como te haga sentir a ti. Al principio me cuesta acercarme. No quiero quedar como una boba. Me cuesta trabajo. Trato de sonar interesante. Me sigue costando trabajo. Imito lo que veo a mi alrededor. Actuo normal. Pero al final no se si se dan cuenta de lo que me costó hablar en ese encuentro.
¿Cómo te sientes en esa situación?
Me siento incomoda. A veces tengo muchas cosas que decir, a veces no tengo nada que contar. No me gusta ese sentimiento, no porque esté dejando entrar a personas nuevas a mi vida, sino porque no quiero quedar en ridículo. No sé si tú sientas lo mismo que yo. La verdad es que no lo creo. No creo que tengas las mismas inseguridades que yo. O a lo mejor si. De pronto si te sientes incomoda con un grupo de personas que no conoces. De pronto no eres la más social. De pronto también sientes que las conversaciones con personas que no conoces son raras. Son extrañas. Son superficiales. Son incomodas. Son vacias. Llenas de silencios incómodos que se prolongan cada vez más.
¿Cómo haces para terminar esa conversación incómoda?
No te tengo la respuesta. Solo puedes salir de ella si tienes suerte. Si alguien viene al rescate. Si llega tu amiga para que te sientas segura y puedas volver a actuar como si fueras normal. Hablar sin pena. Sin que te importe si está bien o mal lo que estás diciendo. Ese momento en el que los silencios incómodos desaparecen casi por completo. Y logras olvidar por un segundo que no te sentiste cómodo.
Me gustaría tener el don de Francisco. Poder leer a las personas. Saber que decir. Contar lo que quieren oír. Dar la respuesta que más les complazca. Lo que más me gustaría sería poder evitar los silencios incómodos.
Sofia Stocker