Por: Juliana León Palacios
Qué más acercado a la pandemia que chismosear sobre lo que hace el vecino, en esta exposición hay varias historias cada una muestra la perspectiva que se vive en cada casa. Es una realidad que nos hace enfrentarnos a lo que estar encerrado puede lograr en el ser humano, quién no cambio o descubrió algo gracias a estar en el mismo lugar. Hay tanta diversidad en las familias y en quienes conviven un espacio que es difícil poder llegar a convivir. Detrás de cada ventana hay más que solo una historia, y uno solo está escuchando una versión de la convivencia, estas escuchando solo lo que el relator cuenta pero como dicen siempre hay dos lados de una historia y hay lugares en que hay más de dos lados. Ir de ventana en ventana también te enfrenta a una vivencia completamente diferente a la tuya, hay personas que viven con familias compuestas por el novio de la mamá y no por su papa o incluso solo vive una pareja y su gato que es como un hijo.
Si hablamos del dibujo y la animación es algo íntimo y muy sensible quiere decir que hay cierta cercanía, contar estas historias es destapar la privacidad de cada quien, y aunque hay confianza, esta parte es vulnerable al entendimiento del público, el solo hecho de que conozcan la dinámica de una casa, cuarto, dormitorio ya es abrir una puerta al juzgar al poder de hablar sobre lo que se está viendo.
Lo que más puedo sacar de esto es la realidad de los apartamentos, la realidad que muchos viven y con las cuales uno se puede llegar a identificar, el tener demasiada gente en un espacio tan reducido y tener que estar con ellos las 24 horas del día, compartir de una manera tan diferente. La dificultad del espacio compartido y de la explosividad de las emociones.
Where my house lives, una exposición en la página web de aarea.co exhibida durante el mes de marzo de 2021. Las exposiciones en esta web desaparecen.