– Una respuesta desde una (re)lectura del gran José Eustasio Rivera
El árbol como lugar de memoria
[Qué complejo es el lugar de la memoria y todo lo que contiene.] De todo nuestro pretérito sólo quedaría la huella de los pesares, porque el alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza. [Es difícil ir a recordar y aclarar las heridas, pero no sobra decir que aquel árbol sigue siendo un ser vivo, un lugar de vida.]
[Aún así la vícitma le diría al árbol:] ¡Sueños irrealizados, triunfos perdidos! ¿Por qué sois; fantasmas de la memoria, cual si me quisierais avergonzar? ¡Ved en lo que ha parado este soñador: en herir al árbol inerme para enriquecer a los que no sueñan; en soportar desprecios y vejaciones en cambio de un mendrugo al anochecer!
[Y a pesar de todo, el árbol contestaría:] hago memoria de los sucesos aterradores que antevinieron a la fuga, inconforme con mi destino, que me obligó a dejar un rastro de sangre. No [lo realizó por vanidad sino] en memoria de la esperanza que hemos perdido.
Nota: lo que se encuentra en corchetes es de mi autoría, lo que no de José Eustasio.
Juan Pablo Carbonell