El pasado 15 de mayo, durante la tercera semana del Paro Nacional de 2021, al menos un millar de personas se reunieron en medio de una protesta pacífica alrededor del monumento a Los Héroes, ubicado sobre la Autopista Norte y la calle 80 de la ciudad de Bogotá. En esa oportunidad, los marchantes realizaron varias intervenciones artísticas al monumento sobre sus cuatro caras. Dos de ellas fueron cubiertas por grafitis que plasmaron (1) la cara de una niña, con una mirada fuerte, semi-cubierta por una pañoleta mitad roja y mitad negra, y (2) un escrito que decía “6,402 héroes”.
El propósito de este texto es analizar y complejizar algunos de los posibles significados e implicaciones de esas intervenciones al monumento, en el marco de un crujido social que sigue latente y que día a día demuestra que en este país siempre se pueden superar los niveles de atrocidad, de violencia y de deshumanización. Me interesa pensar en los símbolos (los artísticos en este caso) y en los significados que pueden adquirir, independientemente de las intenciones con las que fueron hechos. Pues el signo deja de pertenecerle a su emisor desde el momento en que sale de su boca, o de su mano. Justamente por eso elijo esta intervención, porque –aunque apoyo y defiendo la protesta– creo que símbolos como estos, que se enmarcan en un país de conflicto y de violencias, son problemáticos en sentidos que no pueden dejarse de lado por el hecho de haber sido realizados por manifestantes[1] en medio de una protesta masiva y legítima.
El monumento a Los Héroes es un rectángulo que parece macizo, en el que hay inscritos datos de las batallas de la Independencia que tuvieron lugar en Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia[2]. Más allá del desconocimiento, al menos propio, de lo que significa este monumento y de lo que es (ni siquiera sabía que se podía entrar antes de ver esta clase), considero importante la relación que busca establecer con la conmemoración de las luchas y, por tanto, de las muertes que tuvieron lugar para lograr la Independencia. Pues esa relación causal y casi justificativa de la muerte es una de las posibles lecturas que surgen de las intervenciones hechas por manifestantes el pasado 15 de mayo.
El grafiti de la niña con un gesto profundo hacía una alusión clara a un caso profundamente difundido y espectacularizado en redes sociales dos días antes: el abuso sexual y la violación de Alison Meléndez, una niña de 14 años, a manos de cuatro miembros del ESMAD en la ciudad de Popayán, seguido de su suicidio al día siguiente de los hechos[3]. De manera que la intervención se situaba y hacía parte de un rechazo colectivo al contexto inmediato de violencia sexual y de violencia contra las mujeres en el marco del exceso brutal del uso de la fuerza estatal y policial en contra de los civiles4. La cara de esa niña, entonces, se cristalizó en el monumento como un símbolo.
Sin embargo, hechos posteriores, como la violencia sexual y la violación de una[4]patrullera5, esta vez, a manos de los manifestantes (también justificados y puestos en tela de juicio por quienes se indignaron por lo ocurrido con Alison Meléndez) me llevan necesariamente a cuestionar esta intervención. ¿Qué se buscaba simbolizar con el rostro de esa niña –con la expresión aguerrida y fiera de una víctima– puesto sobre un monumento que conmemora y glorifica la muerte de personas por una causa, como la Independencia? ¿Por qué el rostro de una niña (de esa niña) y no el de una policía o simplemente el de cualquier mujer? ¿Por qué no una mujer negra, una mujer indígena, una mujer venezolana?
Probablemente dirán que en ese momento la patrullera no había sido violada por los marchantes, de manera que mi reclamo es anacrónico. Me parece que un pensamiento así merece una respuesta contextualizada y con perspectiva: en este país, como en muchos otros, la violencia sexual y las violencias contra las mujeres han sido sistemática e históricamente usadas como un instrumento de poder, sujeción, colonización, exterminio, venganza y denigración culturales, políticos, familiares, entre muchos otros. Así se realizó, entre otras, el genocidio de Ruanda, así los paramilitares buscaron resquebrajar al pueblo Wayúu en la masacre de Bahía Portete[5] y así lo demuestra la nunca aterradora cifra de 208 feminicidios hasta abril de 2021 en Colombia[6]. El cuerpo de las mujeres ha sido y sigue siendo usado y pensado como un territorio de guerra, como un botín. De hecho, los dos episodios enmarcados en el Paro Nacional a los que hice referencia demuestran ambas cosas: tanto la estructuralidad de este problema, como la instrumentalización absolutamente conveniente de las experiencias violentas de las mujeres a favor del bando que le sirva ese discurso[7].
Más aún, ese rostro de una niña abusada, violentada y violada busca representar el rostro de una mártir: de alguien que muere por algo, por una causa que justifica su muerte. La intervención glorifica (como el monumento mismo) la muerte, el sufrimiento, el dolor y la violencia en pro de un reclamo y de una lucha social: la Independiencia o el Paro Nacional. Es decir que como lo señala Sanín, glorifica la muerte –el suicidio y la experiencia victimizante– por encima de la vida misma (2021). Cosa que además se refuerza con el escrito de “6,402 héroes” en otra de las caras del monumento, pues allí se hace alusión directa a la ya célebre (por famosa y por celebrada) cifra entregada por la JEP en medio de la investigación de ejecuciones extrajudiciales, conocidas comúnmente como falsos positivos[8]. Una cifra que, entre otras, se traduce en 6,402 personas, mayoritariamente jóvenes, que fueron asesinadas a manos del Ejército por una política de Estado para generar un falso sentimiento de seguridad y de mejora en el país.
Es decir que, en el fondo, es claro el paralelismo entre el monumento que glorifica a los muertos por la Independencia, un rostro que glorifica a una mujer que se quita la vida porque fue víctima de violencia sexual policial, y una cifra que califica como “héroes” a 6.402 personas que murieron por una política de Estado. ¿Son justificaciones de la muerte? ¿O qué glorificamos con esos sustantivos –víctima, héroe– y esos signos –el rostro fuerte y luchador de la víctima–? La lectura crítica de lo que ocurrió allí con el monumento y con esas intervenciones no es menor, es la prueba de que es necesario reflexionar y pensar sobre la relación entre los símbolos, el arte en este caso, y el conflicto. Cómo esa intervención, que tiene un lugar de enunciación específico (los manifestantes en medio del Paro Nacional) no solo se enmarca en un contexto inmediato sino en un contexto histórico que pareciera desconocer, tergiversar y justificar: un país en permanente estado de crisis y de conflicto en el que la violencia sexual, las violencias contra las mujeres y el asesinato de personas a manos del Estado han sido y son tan injustificables como parte del diario vivir, aunque solo hasta ahora estemos comenzando a nombrarlos, a investigarlos y a mediatizarlos… Que el arte sea un espacio crítico, de lucha, de resignificación, de reivindicación, de verdades incómodas y necesarias. Nunca un espacio de conveniencia, de justificación, de instrumentalización, ni de agarrar pueblo.
Foto de las dos intervenciones que analizo[9]:
María José León Marín
[1] La necesidad de reflexionar sobre este hecho surge y dialoga con varias de las reflexiones que propuso la escritora y profesora, Carolina Sanín, en el monólogo del programa Dominio Público del pasado 18 de mayo de 2021. Aquí el link: https://www.youtube.com/watch?v=l3wpNzKWVmU
[2] Datos tomados de la Secretaría distrital de planeación:
http://www.sdp.gov.co/gestion-territorial/patrimonio-y-renovacion-urbana/muebles-en-espacio-publico/ monumento-a-los-heroes
[3] https://www.elespectador.com/colombia/mas-regiones/paro-nacional-menor-de-edad-se-habria-quitadola-vida-tras-denunciar-violencia-sexual-por-parte-de-policias-article/
[4] La Plataforma ¡Grita!, creada por la ONG Temblores, registró hasta el 21 de mayo de 2020 al menos 2905 casos de violencia policial, entre los cuales hay al menos 21 casos de violencia sexual por parte de la fuerza pública. Link: https://twitter.com/TembloresOng/status/1396137180054097930?s=20 5 https://www.vanguardia.com/colombia/patrullera-de-la-policia-denuncia-abuso-sexual-en-medio-delparo-en-cali-AL3793376
[5] Informe del CNMH sobre la masacre de Bahía Portete. “El 18 de abril de 2004, aproximadamente 40 paramilitares entran a Bahía Portete, en La Alta Guajira, y con lista en mano torturan y asesinan a por lo menos 6 personas, cuatro de ellas mujeres; profanan el cementerio, saquean y queman varias casas, generando así el desplazamiento forzado de más de 600 indígenas wayuu. Este caso ilustra un patrón de violencia y tortura sexual contra las mujeres como mecanismo para arrasar y doblegar a miembros de un grupo étnico”. Link: https://centrodememoriahistorica.gov.co/la-masacre-de-bahia-portete-mujereswayuu-en-la-mira/
[6] Vivas nos queremos, boletín mensual sobre feminicidios en Colombia. Abril de 2021. Link: http://www.observatoriofeminicidioscolombia.org/index.php/seguimiento/boletin-nacional/459-vivasnos-queremos-boletin-mensual-sobre-feminicidios-en-colombia-abril-de-2021
[7] ¿Cuál es la diferencia entre (1) una institución que –en boca de un general– niega y siembra dudas sobre las agresiones sexuales cometidas por sus integrantes contra una niña, pero que cuando esas agresiones son posteriormente cometidas contra una integrante de la institución –por manifestantes– sí se pronuncia públicamente en contra de este tipo de violencias; y (2) una masa colectiva de personas simpatizantes del Paro que condenan públicamente las violencias sexuales cometidas por policías contra una niña pero que niegan, siembran dudas e incluso justifican las agresiones sexuales que algunos protestantes cometieron contra una patrullera en Cali? Respondo: ninguna. Pareciera que la violencia sexual y las violencias contra las mujeres sólo importan si le suman argumentos a una causa siempre más grande, más seria y más importante que la vida, la integridad y la dignidad de las mujeres por sí solas. Y el uso del arte, en este caso, justamente demuestra ese uso instrumental, coyuntural, de la violencia contra las mujeres como un símbolo que nutre y fortalece el reclamo de una “causa justa” mayor.
[8] https://lasillavacia.com/asi-llego-jep-cifra-6402-victimas-falsos-positivos-80319
[9] https://www.pulzo.com/nacion/paro-nacional-heroes-quedo-con-grafitis-contra-uribe-falsos-positivosPP1051776
Bibliografía:
“Así quedó el monumento a Los Héroes, con grafitis contra Uribe y recordando falsos positivos”. Pulzo. 16 de mayo de 2021. Recuperado de:
https://www.pulzo.com/nacion/paro-nacional-heroes-quedo-con-grafitis-contra -uribe-falsos-positivos-PP1051776 . 25 de mayo de 2021.
Camacho, Álvaro et al. La masacre de Bahía Portete, mujeres Wayúu en la mira.
Centro Nacional de Memoria Histórica. 2010. Recuperado de: https://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/01/La- masacre-de-Bah%C3%ADa-Portete.-Mujeres-Wayuu-en-la-mira.pdf . 25 de mayo de 2021.
León, Juanita. “Así llegó la JEP a la cifra de 6,402 víctimas de falsos positivos”. La silla vacía. 25 de febrero de 2021. Recuperado de: https://lasillavacia.com/asi-llego-
jep-cifra-6402-victimas-falsos-positivos-80319 . 25 de mayo de 2021.
Observatorio de feminicidios en Colombia. “Vivas nos queremos, boletín mensual sobre feminicidios en Colombia”. Observatorio de feminicidios en Colombia. Abril de 2021. Recuperado de :
http://www.observatoriofeminicidioscolombia.org/index.php/seguimiento/boleti n-nacional/459-vivas-nos-queremos-boletin-mensual-sobre-feminicidios-en- colombia-abril-de-2021 . 25 de mayo de 2021.
“Paro Nacional: menor de edad se habría quitado la vida tras denunciar violencia sexual por parte de policías”. El Espectador. 13 de mayo de 2021. Recuperado de:
https://www.elespectador.com/colombia/mas-regiones/paro-nacional-menor-de- edad-se-habria-quitado-la-vida-tras-denunciar-violencia-sexual-por-parte-de- policias-article/ . 25 de mayo de 2021.
“Patrullera de la Policía denuncia abuso sexual en medio del Paro en Cali”. Vanguardia.
21 de mayo de 2021. Recuperado de:
https://www.vanguardia.com/colombia/patrullera-de-la- policia-denuncia- abuso-sexual-en-medio-del-paro-en-cali-AL3793376 . 25 de mayo de 2021.
Sanín, Carolina. “Entrevista a Santiago Valenzuela”. En Dominio Público. Canal Capital. 18 de mayo de 2021. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=l3wpNzKWVmU. 25 de mayo de 2021.
Secretaría distrital de planeación. “Monumento a los Héroes”. Recuperado de: http://www.sdp.gov.co/gestion-territorial/patrimonio-y-renovacion- urbana/muebles-en-espacio-publico/monumento-a-los-heroes . 25 de mayo de 2021.