El conflicto armado colombiano, aparentemente eterno, ha marcado nuestra historia en todos los aspectos posibles: desde eventos históricos importantes, como la toma del Palacio de Justicia; la disputa por el poder y por el monopolio de la fuerza y del derecho, hasta la contemporaneidad. Pues si, no es necesario abrir un libro de historia para presenciar los efectos del conflicto. Este hace parte de la vida cotidiana de todos los colombianos, está presente en todos lados. Desde el privilegio vemos las noticias diarias, llenas de cifras, que también parecen eternas, de desplazados, secuestrados, desaparecidos, difuntos y masacres. Otros menos afortunados deben vivir esta cotidianidad, pero no como una noticia, sino en primer plano: son parte de los grupos apenas mencionados.
La narrativa que normaliza el conflicto es muy peligrosa, pues las víctimas suelen volverse una cifra más. Suelen volverse un número más entre 6402. Los afectados no pueden ser simples cifras, motivo de frases tiradas al aire y olvidadas un instante después de decirse, como ‘’que pecao’’ o ‘’que cagada otra masacre’’. Por esto el arte en un contexto tan complejo, delicado, violento y desconsiderado es tan importante. El arte nos permite recordar, les da voz a quienes no la tienen y son, generalmente, olvidados entre los números.
Protagonistas de esta narrativa son las mujeres. De alguna manera, por los políticos, los dirigentes, los soldados, entre otros, el conflicto pareciera ser una disputa entre hombres. Pero esta disputa masculina, deja un trazo de miles de víctimas femeninas: mujeres abusadas sexualmente, desplazadas, asesinadas y secuestradas. A ellas se les ve como un símbolo de debilidad y se cometen estos crímenes en su contra para imponer a la fuerza la superioridad masculina. Ellas han sido símbolo del sufrimiento de la pérdida de vidas inocentes, como las madres de Soacha. Ante esto, Doris Salcedo les da voz a las mujeres víctimas del conflicto armado en su obra ‘’Atrabiliarios’’. A continuación, para contextualizar al lector, hablaré de la obra ‘’Atrabiliarios’’. De seguido, haré una relación entre la obra y el concepto dado por la escritora Yolanda Sierra León de reparación simbólica. Por último, explicaré por qué obras artísticas como la de Doris Salcedo nos permiten conectarnos y acercarnos a entender la severidad* del conflicto armado y sus víctimas olvidadas.
‘’Atrabiliarios’’ es una instalación de la artista colombiana Doris Salcedo. En una habitación, la artista pone zapatos una vez usados por mujeres desaparecidas, que recibe de sus familiares, en huecos en donde apenas caben en la pared. Después, Salcedo recubre la superficie de los huecos con fibra animal: material que permite identificar la silueta de los zapatos, mas no verlos claramente, pues se ven borrosos. Para sostener la fibra animal, utiliza materiales quirúrgicos cosiéndola a la pared.
El nombre ‘’Atrabiliarios’’ significa ‘’de genio destemplado o violento’’ (Real Academia Española [RAE], 2020). Sin embargo, Salcedo le da este nombre pues viene del latino atra bilis, que describe la melancolía relacionada con el luto (Institute of Contemporary Art [ICA], 2014). Generalmente, Doris Salcedo nos da una percepción de un ‘’hogar’’ incómodo, haciendo un contraste con lo que debería ser en realidad, un lugar seguro en sus obras. En esta obra en específico, Salcedo muestra las poderosas consecuencias de la violencia, el sufrimiento y la pérdida. Como mencioné previamente, la artista recolecta los zapatos de los familiares de mujeres que han desaparecido misteriosamente de sus hogares. Utiliza la narrativa de mujeres desaparecidas en específico porque durante el conflicto las desapariciones de gente inocente han sido usadas como método de control por parte de los diferentes agentes partícipes del conflicto. Ahora, inútiles, los zapatos que una vez fueron usados representan la ausencia de un cuerpo, la ausencia de certeza. Representan un espectro de luto y muerte, que se oculta por la piel cosida a la pared (ICA, 2014). Esta misma fibra animal, ‘’esconde’’ o ‘’silencia’’ los zapatos: simbolismo y metáfora de la vida y posible muerte de sus dueñas (Museu d’Art Contemporani de Barcelona [MACBA], 2005). El material semitraslúcido, que no permite ver claramente los zapatos, también representa la relación que hay entre memoria, tiempo y nosotros, espectadores tanto de la obra, como del conflicto (Museum of Contemporary Art of Chicago [MCAC], 2015). Este aspecto es fundamental para hacer una crítica a la memoria que no tenemos de quienes desaparecen.
El artículo 141 de la ley 1448 de 2011 entiende a la reparación simbólica como
“toda prestación realizada a favor de las víctimas o de la comunidad en general que tienda a asegurar la preservación de la memoria histórica, la no repetición de los hechos victimizantes, la aceptación pública de los hechos, la solicitud de perdón público y el restablecimiento de la dignidad de las víctimas”.
Ante esto, y según lo establecido por la autora Yolanda Sierra León, esta obra entra dentro de los parámetros de reparación simbólica. Asegura la memoria histórica de crímenes y atrocidades que no debemos olvidar, acepta los hechos ocurridos y los critica, solicita el perdón implícitamente y reestablece la dignidad y la memoria de las víctimas.
En esta obra Salcedo cuenta a gritos la historia de quienes fueron silenciadas. ‘’Atrabiliarios’’ es muy importante, pues da voz e importancia a quienes se les arrebató en medio de un conflicto enemigo. La obra rompe la comodidad del espectador. Quienes generalmente van a verla, son aquellos que viven el conflicto a través de una pantalla y de las noticias. La obra tiene la capacidad de romper la burbuja en la que muchos colombianos privilegiados viven, y evidencia la problemática de una forma cruda, pero necesaria. Como lo explica Sierra León (2014) ‘’el autor es un producto llamado a luchar, no solo a informar, llamado a intervenir activamente, y por ello a utilizar técnicas que, progresiva y fundamentalmente, posean capacidad de impacto’’ (Yolanda Sierra León, p. 94). Lo interesante, es que la obra no solo es poderosa por el importante acto que hace la artista Doris Salcedo, sino también porque deja una marca. Deja una marca, que no permite el olvido. Pero la importancia de obras como las de Salcedo es que no permiten que las víctimas se vuelvan una cifra más. La obra nos permite compartir un dolor y luto colectivo por las víctimas infinitas de este conflicto y presentarles el respeto que se merecen.
Por otro lado, la obra permite reflexionar a quienes no lo vivimos en primer plano sobre las atrocidades que pasan en las zonas olvidadas del país. Tenemos la oportunidad de reflexionar sobre lo que sigue ocurriendo día a día allá afuera; agradecer que solo lo conocemos como agentes externos y preguntarnos ¿qué hago yo por mi país? ¿Cómo puedo ayudar? ¿Mi voto es importante? ¿Es más importante mi comodidad que la vida de alguien más?
A manera de conclusión, quiero plantear una vez más que la artista da voz a víctimas principales del conflicto: las mujeres, quienes han tenido que sufrir en el olvido y en el silencio. Invito al lector a hacer una reflexión sobre su privilegio. Sobre cómo trata diariamente a las mujeres. Sobre que importancia nos dan en la sociedad. Sobre cómo nos ve la sociedad patriarcal colombiana; como seres muy emocionales para la política pero que deben ser lo suficientemente fuertes y calladas al sufrir el luto de sus hijos. Doris Salcedo nos permite sentir, nos permite recordar y gritar del dolor sin tener decir nada por las desaparecidas que quedaran en nuestra memoria por siempre.
María José Gómez Banoy
Referencias:
Institute of Contemporary Art. (2014). Atrabiliarios. Institute of Contemporary Art – Boston. https://www.icaboston.org/art/doris-salcedo/atrabiliarios
MACBA Museum of Contemporary Art of Barcelona. (2015). Atrabiliarios. https://www.macba.cat/en/art-artists/artists/salcedo-doris/atrabiliarios-1
Museum of Contemporary Art. (2014). Atrabiliarios. Museum of Contemporary Art – Chicago. https://www3.mcachicago.org/2015/salcedo/works/atrabiliarios/
Sierra León, Y. (2014). Relaciones entre el arte y los derechos humanos. Revista Derecho del Estado. 32 (jul. 2014), 77-100