Textos 2020 · 13 marzo, 2021

El arte en la guerra, ¿Una manifestación de la realidad o de la verdad?

A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre en su necesidad de ser reconocido por los suyos, tanto en vida como póstumo a esta, ha optado por transmitir sus conocimientos, experiencias y pensamientos mediante expresiones literarias, desde aquellas representaciones que dejo el ser humano en las cavernas, jeroglíficos indescifrables o tallajes en piedras hasta lo que conocemos hoy en día como el arte, la literatura y la filosofía. Es así como hoy en día seguimos defiendo nuestro propio reconocimiento en este tipo de expresiones, pero ahora con un sentido profundo de este y no solo la muestra de que alguna vez pisamos la misma tierra. No hablo de más si afirmo que el arte es la máxima expresión del descontento humano, pues la historia nos ha enseñado que un simple símbolo puede traer un completo giro copernicano. Sin embargo, al igual que la ciencia, el arte ha evolucionado a lo más complejo de su expresión dejando de transmitir una idea objetiva de un artista a caer en el fenómeno que ni la mismísima filosofía moderna pudo explicar, el relativismo de interpretación, en donde cualquiera puede entender una obra bajo sus propias ideas y no unas impuestas previamente. Entonces eso significa que el artista es incapaz de expresar una idea concreta, o por el contrario es capaz de revelar ideas que han pasado desapercibidas. En el siguiente ensayo expresaré mi interpretación bajo la cual considero que el arte puede servir como motor del cambio de un contexto de insatisfacción aún cuando existe el fenómeno de relativismo de interpretación.

Para empezar, quiero traer a colación el cual será mi ejemplo de estudio para este ensayo; hablo de la obra “Héroes mil”, la cual según la descripción del museo de arte moderno de Medellín: “Es una instalación escultórica del artista colombiano Juan Fernando Herrán que reflexiona sobre la memoria histórica de la nación y la construcción de ella a partir de la figura del héroe” haciéndose de sí misma una obra del carácter que deseo reflejar. Es decir, la expresión de un artista con hambre de hacerle reconocer a una sociedad su inconformismo con el contexto que se esta viviendo. Bajo esta idea preliminar, sigamos explorando esta obra; la propuesta de Herrán es una composición de grandes estructuras de madera en escala. Estos pedestales de madera son réplicas más o menos fieles de los pedestales de las esculturas de los héroes de la nación colombiana que fueron encargadas por el Estado durante el primer Centenario de la Independencia en 1910. Esta obra llevo al artista a participar en la edición 2015 del premio Luis Caballero, adornado con un video monocanal que acompaña la exhibición, denominado Ecos tutelares. En este se plantea una revisión histórica que reconstruye fragmentos del posible viaje de las esculturas hasta Bogotá y de los eventos de inauguración mediante animaciones basadas en fotografías históricas. Así mismo, la narración acude a segmentos de las campañas gubernamentales del Bicentenario y a imágenes de archivo con el objeto de rastrear y cuestionar la recurrencia y la necesidad permanente de los líderes de la Nación de evocar al héroe y su accionar como sustento de nuestra identidad.

Ahora bien, una vez conocida la superficialidad de la obra, debemos tratar su profundidad, aquel significado inmerso que desea expresar el autor. En este caso, Herrán propone:

“Una reconsideración de la lógica del monumento como contrapunto a los procesos que enfatizan y refrendan la idea del prócer, o del caudillo, como artífice y protagonista de la historia. La ausencia de la estatua en sí cuestiona la validez de tales espacios como sitios de reconocimiento, así como la de su ingreso a la historia desde la perspectiva del poder y el triunfo. Los monumentos desprovistos parecen sugerir que esos héroes en realidad no existen o que su construcción es ilusoria”

En pocas palabras el autor desea expresar su perspectiva dónde una sociedad se construye a base de un esfuerzo colectivo y a través de la esperanza de que llegue un denominado “héroe” que haga un cambio en el status quo de una sociedad. Adicionalmente, quiero traer una nota del sitio web Museo Amparo, que menciona lo siguiente:

“Voluntariamente huecos y desocupados, estos pedestales son de alguna manera los fantasmas que rondan la retórica del poder que instaura la construcción nacional. No sólo subrayan su identidad simbólica, sino también los mecanismos ideológicos que estructuran este proceso, tal como los listones de madera aparentes revelan la estructura del pedestal. El artista propone monumentos ausentes, buscando con ello reconsiderar los artificios ideológicos que son los héroes y los caudillos en la construcción de una identidad colectiva”.

Esta nota sintetiza aún más el foco principal de esta obra, eliminar de una vez por todas la innecesaria creencia de la valía que tienen los héroes en las construcciones históricas y en los giros copernicanos que puede vivir una sociedad.

Para finalizar, quiero realizar mi propio análisis sobre esta obra y su significancia múltiple; para ello quiero relacionar el significado de esta obra con el mayor problema que tiene la sociedad colombiana hoy en día, el conflicto armado, un fenómeno que lleva más de 50 años entre nuestra idiosincrasia, por ende nos hemos acostumbrado a vivir con este cáncer entre nosotros, tomando vidas de forma injusta solo por el interés particular de unos cuantos. Es entonces que el significado de esta cobra valor, si bien alega contra la espera de la sociedad ante la llegada de un héroe, eso también puede significar la necesidad de empezar a hacer de nosotros nuestros propios héroes, pues muchos han sido víctimas del conflicto y no han podido hacer nada para evitarlo, si son capaces de salvar lo que queda, de hacer actos en pro de mejorar la calidad de vida de quienes lo han perdido todo. Aún si un contexto tan complejo como lo es el conflicto armado no puede ser resuelto solo con la actuación de lideres sociales y de ayudas de una institución superior, estoy seguro que si puede serlo si todos nos ponemos en la posición de héroes, pues si todos estamos a la vanguardia es más probable que encontremos las raíces de aquella maleza y erradiquemos de una vez por todas el conflicto armado, pues con un pueblo unido en pro de la liberación, es como dejaremos a aquellos grupos destructores de paz sin gente en sus filas y esos nuevos héroes serán quienes construyan una sociedad mejor que sea consiente de su realidad y pueda exigir un mejor mañana

En conclusión, esta obra sugiere, una reflexión contemporánea sobre las retóricas del poder a partir de la figura de la estatua conmemorativa al héroe, lo cual nos recuerda que la representación y en sí el arte mismo, son expresiones de la realidad, cuya interpretación puede tener múltiples posturas, pero que, mediante un complejo sistema de contextualización, le es posible al artista revelar una verdad que puede llegar a emancipar a sus intérpretes de aquellos paradigmas que atañan a nuestra cultura, en este caso la necesidad de un héroe para cambiar la historia, para que con estas nuevas ideas recluidas en una verdad, podamos salvar nuestra sociedad derruida en la ignorancia y en la subordinación o perdernos en él camino del relativismo…

Santiago García

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Imágenes tomadas de: http://relievecontemporaneo.com/heroes-mil/

Biografía

Artishock (11 de septiembre de 2020). Juan fernando herrán: héroes mil. Tomado de: http://artishockrevista.com/2016/11/11/juan-fernando-herran-heroes-mil/

Museo Amparo (2015). Juan Fernando Herrán: héroes mil. Tomado de: https://museoamparo.com/exposiciones/pieza/2022/heroes-mil

Museo de Arte Moderno de Medellín (2015). Juan fernando herrán: héroes mil. Tomado de: https://www.elmamm.org/Exposiciones/Exposiciones-Pasadas/Id/174

Relieve Contemporáneo (2016). Juan fernando herrán: héroes mil. Tomado de: http://relievecontemporaneo.com/heroes-mil/