Bitácora de Viaje
Miércoles 31 de Enero
Quinto día de viaje
Hoy conocí a una mujer que me cuestionó. Estaba caminando por el barrio de La Candelaria en Bogotá cuando escuché a un par de turistas hablar sobre el Museo de Arte Miguel Urrutia. Saqué mi teléfono, busqué la ubicación de aquel lugar y me topé con la sorpresa que estaba a unas cuantas cuadras cerca de mí. Llegué a la puerta y me uní a un recorrido guiado que estaba a punto de comenzar. Escuche la voz de la guía decir: “Reúnanse por aquí”. Caminé y fue cuando la vi, una mujer alta que llevaba un cuaderno en las manos y un chaleco puesto que tenía bordado el nombre del museo.
Durante el recorrido la escuché atentamente disfrutando de cada palabra que salía de su boca y comprendiendo que todo lo que decía me hacía cuestionarme sobre cómo hemos percibido la noción de identidad indígena y cómo hemos establecido unas diferencias para separarlos a “ellos” de “nosotros” durante todos estos años. Se terminó el recorrido y solo tenía preguntas en mi mente que todavía no podía procesar. Sin embargo, una de ellas me golpeaba la cabeza generando una voz que me decía: “¿Es la guía un objeto más de la exposición?”.
Pensé rápidamente y dije sí, si lo es, pues sin ella la experiencia y la forma en que hubiera entendido la exposición hubiera sido diferente, es decir, tenía igual de importancia que cualquier otro objeto que observé. Sin embargo, me di cuenta que podía estar equivocada cuando detallé una escultura que estaba junto a mí y entendí que no eran lo mismo porque ella no estaba en el museo para contar su propia historia. Cada objeto de una exhibición comunica un mensaje y cuenta un relato que están intrínsicamente ligados a su propia esencia. No obstante, en el caso de la guía todo lo mencionado por ella tenía el propósito de guiar al espectador a tener un encuentro más cercano con la narrativa de la exposición, mas no contar su propio relato. Su rol tampoco era darle una voz a las obras, sino situarnos en un contexto para entender que trataban de decirnos todos los objetos que observábamos. Sin duda es un actor muy importante porque influye en la forma en la que percibimos el lugar en el que estamos y cada elemento que está dentro de él, sin embargo lo anterior no la convierte en uno de ellos.