Algo importante que no se puede olvidar, se ha perdido como una aguja en un pajar. Aunque la aguja ha tejido con la hebra de la incertidumbre, no significa que no se pueda encontrar. Las voces dejaron de escucharse y empezaron a susurrar a los forasteros la imperiosa necesidad de desafiar las certezas impuestas por la historia oficial. Los indicios, custodias del tiempo y de los pensamientos ancestrales, susurraban secretos olvidados en lenguajes simbólicos. Bajo la penumbra de la iluminación tenue mis ojos los vieron, aquellos fragmentos, que representaban identidad, fluyendo, evolucionando y adaptándose al mundo que encontró la aguja y esta tejiendo con la hebra de la expectativa, una transformación profunda, una metamorfosis cultural que desafiaría las cadenas del tiempo y permitiría que las representaciones florecieran en su esplendor oculto. Algo importante que no se puede olvidar, resuena en el eco de la memoria, como un recuerdo que se niega a perecer. Ah, ya lo olvide.
Para aquella persona, que por el destino leyó este escrito, me disculpo por la absurdidad de esta palabrería.