Textos 2019 · 14 marzo, 2021

El deber de Fenster y el teatro como mecanismo para darse cuenta

Cualquier experiencia humana puede convertirse en arte, desde las locuras de un viejo seco de leer tanta literatura de caballería, hasta la historia de un pueblo costeño llamada Macondo. Resulta imposible delimitar o definir concretamente qué es lo que el arte hace con la experiencia del ser humano, pero sin duda alguna algo pasa. Una vez la vida, los eventos, las emociones, los conflictos de un hombre o una mujer, de una nación o de una pareja pasan por la metamorfosis del arte, lo seguro es que algo está siendo alterado o que algo cambió. El arte resulta ser una herramienta de la humanidad para transformar el entorno que habita, para comprenderlo, para compartirlo. Dada a esta cualidad totalitaria del arte nada puede escaparse a su radioactividad, por esta razón es que en Colombia esta se ha convertido en un campo fértil para poder dar cuenta, de alguna manera u otra, del conflicto armado. Para tratar de evidenciar cómo es que un evento del conflicto armado colombiano es metamorfoseado por su paso por el arte, se debe ser muy cuidadoso, así que se traerá a colación un evento específico, y una obra de arte puntual. En este caso resulta interesante ahondar en la propuesta teatral dirigida por Nicolás Montero y Laura Villegas, escrita por Humberto Dorado y Matías Maldonado, ganadora del premio Fanny Mickey 2009, El deber de Fenster. La obra da cuenta de un editor alemán en el futuro que recibe una caja de archivos que debe estudiar y consecuentemente editar. Esta colección de papeles son los expedientes de la masacre de Trujillo. Para poder analizar qué es lo que hace la obra con lo sucedido en Trujillo, se ahondará en qué es lo que hace particularmente el teatro cuando está representando un evento histórico, así se logrará ser especifico en solo una forma de arte cuando quiere contar el conflicto.

Continuando con lo establecido previamente, se debe ahondar en lo que es el teatro y cómo este juega con la historia o con eventos que han sucedido. Para responder, de manera parcial, esta pregunta resulta pertinente traer a colación a Bertolt Brecht, a propósito de sus Escritos de teatro, él hace referencia a que el mundo que está en escena es “un mundo totalmente soñado y al servicio de los deseos del público. Puede ser como quiera, pues ha de ser como el público desee. Todo lo que sucede en él no necesita suceder en ningún otro lugar excepto en él” (p.128).

En este sentido el dramaturgo alemán dice que el espacio que está representado en el escenario es un mundo que está ligado de alguna u otra manera con el público. Lo que quiere decir con esto es que lo que está en escena siempre va a tener que ver con el espectador. Ahora bien, está relación entre espacio escénico y publico se da de una manera particular, con ciertas condiciones, el aspecto de lo representado “debe ser el de un mundo de verdad, incluso más verdadero que el de verdad, como cuando imaginamos el verdadero, cómo sería el mundo verdadero si fuera el que debiera.” (Brecht 130) Entendido esto se puede entrever que lo que debe hacer el teatro no es precisamente exponer al publico a una realidad, sino a enfrentarlo con una realidad mediada, tanto por él mismo, como por los personajes en escena. En este sentido, El deber de Fenster logra esto de manera muy rápida y sencilla. Al ser Fesnter un editor él mismo es que el que debe discernir la realidad y la verdad sobre lo documentos que le llegan, al tiempo que él está haciendo esto el publico lo está acompañando a encontrar lo verdadero dentro de la verdad. En esta medida, lo sucedido en Trujillo no es algo que pasó y ya, no es un evento enmarcado en la historia, es un acontecimiento que debe ser develado constantemente. De esta manera, es que el publico se enfrenta a una realidad que esta siendo conformado en el mismo presente en el que se encuentra, por lo tanto, le es imposible ignorarla, ya que él mismo está haciendo parte de la creación de esta verdad.

Continuando con lo propuesto por Brecht, se le debe prestar suma atención a esta relación espectador y lo que está siendo representado, porque no es simplemente que el publico se sienta unido a lo que sucede en las tablas, se tiene que ir un paso más allá. Este paso consiste, de hecho, en que precisamente lxs asistentes no se sientan representadxs o identificadxs con lo que sucede en el escenario. En consecuencia, el publico debe crear un distanciamiento con lo que está viendo, debe ser consciente de que lo que está allí representado es exactamente una representación. Lo que sucede con esto es que lxs espectadores ganan una distancia que les permite asumir “una actitud analítica y crítica frente al proceso representado” (Brecht, 131). En este sentido se logra una libertad de opinión sobre lo que se está viendo. Como expuesto previamente, Fenster es un editor, oficio que precisamente consiste en tomar distancia del material a trabajar, para poder crear un espacio donde este puede ser analizado meticulosamente, y es a esta misma distancia donde el publico se encuentra en relación con la masacre de Trujillo. El distanciamiento es logrado también gracias a que Fenster es un alemán en el futuro, por lo tanto, su relación con lo hechos es diferente a la de cualquier colombiano en siglo XXI. De esta manera, el publico se expone, no solamente a analizar y enfrentarse directamente a lo sucedido en Trujillo, sino a afrontar analíticamente cómo es que este personaje tan aparentemente disímil a él o a ella se ve afectado por la masacre. Por consiguiente, el ejercicio de asistir a la obra, El deber de Fenster, no es solamente el de ver qué es lo que está pasando y cómo esto puede ver conmigo, sino el de realmente tratar de entender lo que está siendo representado y lo que pasó en Trujillo, para poder hacer un análisis sobre lo visto con una libertad completa de opinión, ya que lo que el espectador siento no está en primer plano, sino lo que piensa.

En concusión, El deber de Fenster es una obra teatral que propone mucho más de lo que se puede dilucidar a simple vista. Esta propuesta trae al espectador a primer plano, le obliga a enfrentarse con los hechos que sucedieron en Trujillo durante el siglo XX y que siguen sucediendo, lo invita a reflexionar sobre lo que pasa y pasó, no le impone ninguna clase de regla ni parámetro, pero no le permite eximirse de la responsabilidad que es saber los mecanismos del horror en Colombia. Asistir a esta obra es hacer parte de un ejercicio constate de conciencia sobre sí mismo y sobre Colombia, al querer dar cuenta, no solamente de un hecho o de una emoción, ahonda realmente en la experiencia humana, trata sobre lo que le pasa a Fenster, sobre lo que le pasa a Trujillo y sobre lo que experimenta el publico en su asiento, a fin de que el evento como tal, la masacre de Trujillo, no está sujeta al pasado, sino a un presente que sale del teatro.

Manú Nicolás Montero

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Bibliografía

Brecht, B.(2014). Escritos sobre teatro. Madrid: Artes Escénicas.