“El arte tiene la extraordinaria capacidad de expresar la resistencia,
la rebelión, la protesta y la esperanza.”
– Deeyah Khan
En el presente texto se expondrá la expresión artística evidenciada en el mural ¿Quién dio la orden? y el posterior acto de censura al cual fue sometido. Su contenido será guiado a sustentar que el arte, en este caso el mural, busca aportar al esclarecimiento de la verdad durante el conflicto armado en Colombia y brindar garantías de no repetición. Además que todo acto de censura hacia un ejercicio artístico frente al conflicto armado ignora los derechos de las víctimas y la sociedad al reconocimiento de la verdad y la memoria histórica. Finalmente, resalta que, en este caso en específico, la censura permitió multiplicar el mensaje del mural y generar nuevos expresiones artísticas en base a este. Lo que refleja a un país que exige construir memoria histórica y transparencia de los acontecimientos.
Figura 1, Mural: ¿Quién dio la orden?
El acto de censura cometido contra el mural ¿Quién dio la orden? por parte de la brigada 13 del ejército nacional tuvo un resultado opuesto a lo esperado con su posterior viralización. En octubre del 2019, miembros del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) se encontraban pintando el mural en el que se veían cinco rostros de altos mandos de las fuerzas militares. Pero luego fueron interrumpidos por más de treinta integrantes del ejército, estos últimos cubrieron con pintura blanca la casi terminada obra empezando por los rostros de los personajes. A los comandantes ilustrados se les vinculaba con las víctimas de falsos positivos sucedidos entre el 2000 y 2010. La pieza cuenta con cuatro elementos relevantes; en la parte superior derecha, la pregunta en mayúsculas ¿QUIEN DIO LA ORDEN?; En la parte inferior el hashtag #CampañaPorLaVerdad; la imagen de cinco altos mandos del ejército, cada una con su nombre y la cifra de víctimas de falsos positivos reportadas bajo su dirección en la parte inferior y media del mural; y, finalmente, en la parte superior izquierda la suma de los asesinatos de los civiles presentados como falsos positivos durante esa década; 5763.
El arte y toda expresión artística busca aportar al esclarecimiento de la verdad en el marco del conflicto armado en Colombia, uno de sus propósitos es el de brindar garantías de no repetición, construyendo memoria hacía la sociedad y víctimas. El movimiento promovido por Movice y otras organizaciones defensoras de derechos humanos denominado #CampañaPorLaVerdad busca poner en evidencia los actos conocidos como falsos positivos durante la guerra. Se designa falso positivo a la participación del Ejercito Nacional de Colombia en el asesinato de civiles con el argumento de que son muertes por combate. ¿Quién dio la orden? no solo reflejó los actos infames del Ejercito Nacional al hacer pasar la muerte de civiles por bajas dentro del marco del conflicto. También humanizó a las victimas enseñando que detrás de cada una de ellas hay personas, familiares, capaz de hacer cualquier cosa por saber la verdad y aclarar los acontecimientos.
Todo acto de censura, hacia la búsqueda de esclarecer los sucesos en el marco del conflicto armado, evade el derecho a la verdad, entendiendo que es un derecho autónomo que se presenta frente a las violaciones de derechos humanos. Días después de esa noche de octubre en la que militares cubrieron el mural, el general Marcos Pinto, uno de los ilustrados en la obra, entuteló a Movice para que retiraran las imágenes de medios digitales. En primera instancia falló a favor de Movice debido al mal procedimiento del ejército. Sin embargo, el caso pasó a otra instancia y la tomó el Juzgado 13 Civil, la cual falló a favor del general y “ordenó en relación con el mural ¿Quién dio la orden? en término de las 48 horas siguientes a su notificación se proceda a eliminar de murales, redes sociales, medios de comunicación hablados o escritos, la imagen objeto de la tutela y en la que aparece la reproducción pictográfica del general Marcos Evangelista Pinto Lizarazo”. El fallo dado por el Juzgado 13 civil polarizó la fuerza militar terrestre legítima y a las víctimas del conflicto, inclinándose, evidentemente, por mantener el “buen nombre” de los altos mandos del ejército. Además, eludió el derecho de la sociedad a saber la verdad.
En este caso en específico, la censura permitió masificar y viralizar el mensaje del mural, generando nuevas expresiones artísticas en base a este, lo que refleja a un país que exige construir memoria histórica y transparencia de los acontecimientos. Después de su censura, más organizaciones defensoras no solo de derechos humanos, sino también de libertad de prensa se unieron a la campaña. Instituciones como la FLIP (Fundación para la libertad de prensa) solicitaron anular la orden al considerarla irrazonable. Está solicitud debido a que tendrían que vincular al caso a todos los perfiles de redes sociales que compartieron la imagen. O bien, el general Pinto tendría que imponer una tutela a cada uno de los implicados que, debido a su viralización, son miles. Movice retiró de sus cuentas la imagen y tuvo que eliminarlas de todos los medios. No obstante, la imagen aún sigue en circulación. Esta ha sido usada para diferentes protestas, como las ocurridas en el mes de noviembre del 2019 y las de comienzo del año 2020. Además, madres de algunos de los falsos positivos imprimieron la imagen del mural en tapabocas durante la pandemia, con un fuerte mensaje; ni el Covid podrá callarnos. Otro caso más reciente, es el del mismo mural pintado en el cementerio de Neiva, el cual fue borrado por desconocidos la noche del pasado 8 de septiembre del presente año, es decir, la historia del primer mural se repitió una vez más.
Para concluir, las expresiones de litigio artístico frente al conflicto permiten mostrar, por un medio sensitivo y gráfico, los hechos, la historia y la verdad. Obras como esta, además de buscar justicia, intentan construir memoria y que los colombianos se cuestionen sobre la historia conocida del conflicto armado en Colombia. Es por esto que los actos de censura frente a dichas expresiones violan los derechos de los ciudadanos a conocer la verdad.
Erika Aldana
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Bibliografía
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