Lorena María García
Altares del suelo se animan con fuego, huele a mi abuela cocinando el almuerzo en vacaciones a las 12 del día; cuando el sol estaba en su mayor punto y el calor era insoportable, cuando sus raíces árabes salían a flote y cada rincón de la casa olía a una especia diferente.
Altares del suelo se animan con fuego, huele a su plato favorito, y sabe a el sudor y el amor que le metió para que fuera perfecto, sin saber que todos los platos que hacía eran sus favoritos.
Altares del suelo se animan con fuego, se escucha como las historias que contaba mi abuelo cuando fue militar y navegaba por el rio magdalena recolectando piedras. Pero también se escucha como el sonido de la silla moviéndose, cuando se paraba después del almuerzo a hacer el café.
Altares del suelo se animan con fuego, es el altar de ambos cuando murieron con 3 días de diferencia, colocado en su lugar favorito de la casa, al frente del altar de la virgen que devotaban tanto, rodeado de las piedras de mi abuelo y las especias de mi abuela, pues no hay mejor forma de honrarlos.
Altares del suelo se animan con fuego son mis tías tratando de hacer el almuerzo como lo hacía mi abuela a las 12 del día, y es mi papá haciendo el café después de comer.
Y seguramente seré yo en algunos años haciendo el almuerzo a la misma hora, esperando a que mi esposo haga el café después.